Auserd
Con los tambores de guerra del Frente Polisario en estos
días se vuelve a oir hablar de Auserd. Auserd es una población en el centro
del Sahara Atlántico que consiste básicamente en una guarnición militar y un
poblado civil donde no habitan más de 15 o 20 familias. Desde hace poco,
incluso cuenta con una gasolinera. La zona militar se encuentra dentro de un
circo de montañas que la rodea destacando en la llanura.
En la mayor parte de mis viajes por el Sahara he terminado
recalando allí en busca de carne, verduras, fruta y pan. También para ser
controlado por la Gendarmeria Real por mi seguridad, así saben por dónde ando...
Igualmente intento ser identificado por los militares que se que comunican mis datos a la Gendarmería por el
mismo motivo. Además he trabado cierta amistad con el comandante de puesto de
la Gendarmería en las cuatro o cinco ocasiones en que he coincidido con él.
Aunque sabe que conozco la región, la situación de las bases y puestos
militares, llevo buen mapa, mejor de los que él utiliza, teléfono satélite,
cada vez menos necesario por la extensión de la cobertura GSM en el Sahara
Atlántico, conozco las zonas peligrosas… siempre me pone pegas para que
continúe y con razón: voy solo por esos desiertos y soy su responsabilidad, eso
me repite siempre palabra por palabra. Pero me deja seguir refunfuñando. Menos
en una ocasión.
Venía del Sur, de la zona de Tichla y como otras veces que
he pasado por allí me conformé con ver de lejos la antigua base militar
española que continua en uso por las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos.
Se encuentra dentro de una zona militar no accesible a los turistas. Le tengo
especial cariño a esa base porque he conocido a militares españoles que
estuvieron destinados en ella. Paré a comprar algunos comestibles frescos y
algo de carne y me “registré” en la Gendarmeria que tiene una oficina en el
piso encima de la tienda. Allí esta mi amigo para ponerme pegas como siempre.
Le digo que continuo dirección norte por la antigua pista del Paris Dakar,
charlamos un buen rato poniéndolo al día de mi viaje. En el fondo siente
satisfacción con mi atracción por su tierra, supongo que es de la región. Me
despido y continuo ruta hacia el norte con destino en Smara inicialmente. Puede
cambiar en cualquier cruce desconocido de caminos, ese es el encanto de viajar
sin prisas ni planeamientos diarios.
Pero antes de irme de Auserd me acerqué a una de las
montañas que conforman el circo donde se encuentra la base militar y subi
andando para verla desde arriba y hacer
las fotos que ilustran este texto. Llevaba allí un rato disfrutando del paisaje
cuando vi llegar una pick-up que paro cerca de mi coche. Se bajaron cuatro
hombres que empezaron a deambular por allí. No me gustó la situación, mira que
hay desierto para parar al lado de mi coche. Decidí bajar. Estaban recogiendo
pequeñas ramas de arbustos para quemar y hacer un te. Se trataba según me
dijeron de dos mauritanos y dos marroquíes. Me invitaron y accedí. Para mi
sorpresa cuando llevamos un rato de conversación empiezan a ofrecerme una
extensa variedad de drogas. Empiezo a sentirme incómodo y busco la excusa para
salir pitando de allí. Me contaron que se ganaban la vida suministrando todo
tipo de drogas a los casi 100.000 militares que guardan el muro del Sahara e
iban camuflados como mecánicos de camiones con su coche cargado de
herramientas. Aparece otro coche y se bajan de él dos gendarmes. Tienen unas
palabras ásperas con los traficantes en árabe que no entiendo y luego conmigo,
algo más suaves pero en tono serio: no habías dicho hace dos horas que te ibas?
Venga, andando! Sin pensarlo dos veces me levanto y arranco buscando la
carretera. Uf. Imagino que eran viejos
conocidos y tenían algo pendiente de liquidar. Habían pasado pocos kilómetros
cuando paré en los restos del campamento del rally Paris Dakar. Aún había
algunos carteles indicadores y señales descoloridos
por el Sol. Desde allí vi una pista que
llevaba directamente en rumbo norte sin dar el rodeo por el Oeste que hace la
pista del Dakar de la etapa Smara Auserd en 1995. Miré el mapa y pasaba muy
cerca del muro y de tres puestos militares y eso puede ser un problema. Bueno,
vamos! Me ahorro 20 o 30 kilómetros y además nunca he pasado por ahí, un cruce
desconocido siempre es una tentación.
Llegando a Auserd vi que nos desviábamos hacia el interior circo
de montañas que conforma la zona militar. Bien! La voy a ver! Al entrar en la
zona militar los dos coches de la gendarmería que venían detrás cambian de
dirección y el gendarme que venía en el coche, que no había abierto la boca en
todo el camino, me hace señales con la mano para parar delante de la antigua
base militar española…Misión cumplida! Allí dentro pasé toda la tarde. Estaba
perfectamente conservada y casualmente era el puesto de la Gendarmería dentro
de la zona militar. Allí estaba mi amigo, se había cambiado al uniforme verde.
Mientras se frota las manos y sonrie me dice: esta vez si te vas por asfalto a
Dakhla, medio en broma medio en serio. No te ibas? Primero te encuentran con
“esos” y luego te encuentran los militares al lado de muro, ay! Con la excusa
de unos papeleos paso allí toda la tarde sometido a un sutil interrogatorio. Vienen
a verme gendarmes pero también militares. A los españoles nos prestan especial
atención en los controles policiales en el Sahara. No les gustan los
periodistas ni los activistas pro Polisario. Revisaron mi cámara de fotos, por
suerte no había hecho ninguna de las instalaciones militares, no es la primera
vez que revisan mi cámara en el Sahara. Revisaron el coche y finalmente mi
amigo el comandante me ordenó volver directamente por carretera hasta Dakhla amenazando
literalmente con traerme de vuelta de
las orejas y tenerme dos días con el de souvenir si me volvían a encontrar
fuera del asfalto. Nos dimos un abrazo y me fui.
Foto: www.lamilienelsahara.net Junto a esa puerta me mandaron aparcar y pasé varias horas en ese edificio
Pero este día me deparaba aún alguna otra sorpresa. Esta atardeciendo y la carretera a Dakhla es una línea recta en dirección Oeste, apenas veo a través del parabrisas que no esta demasiado limpio con el Sol poniéndose justo enfrente. De repente veo un camello en medio de la carretera. Decidimos los dos apartarnos para el mismo sitio y choco con él. Huyó al trote, imagino que con un lado de los cuartos traseros dolorido. Bajé a evaluar mis daños y se resumían en el capot arrugado y un faro roto. No salió tan mal parado. Ni yo, esos accidentes suelen acabar con el camello dentro del coche, por suerte solo le toque con una esquina del coche.
En realidad no tenía intenciones de obedecer y me iba a desviar en dirección norte para pasar por Bir Enzaren pero después de tanto incidente concentrado en un día, decido que es conveniente relajarse y disfrutar de una noche de descanso en mi hotel favorito de Dakhla. Siempre había pagado entre 50 y 70 euros por habitación doble con balcón abierto a la playa pero cuando pregunto al recepcionista el precio de una simple me pide 200€, Menuda subida en un par de años! En 2024 va por 265€ la simple Dakhla está de moda. Como el hotel esta vacío ese día le ofrezco al recepcionista la opción de meter 50€ más algunos más del restaurante a no meter nada en la caja esa noche. Y no le pareció mala idea! En Marruecos casi todo es negociable y lo más probable es que el propietario del hotel ni se enterara que esa noche había tenido un cliente, el recepcionista ni siquiera me registró y dudo que los 50€ llegaran a la caja.
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